lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad... otra vez

Siempre las Navidades me han dejado un extraño vacío dentro, como si tanta luz me apagara dentro y me dejase tan fría como el ambiente exterior. Pero este año es diferente. Este año me siento aún más gris, como si de mí se hubieran ido en estas fechas todo el calor que fui acumulando. Quizás sea el contexto en el que me encuentro, que me siento este año extraña, ajena a mí, que me estoy acostumbrando a esta nueva piel... o quién sabe.
De momento, adormecida, me siento junto a la ventana a robar unos cuantos rayos de luz que se me cuelan entre los poros y se escapan.

martes, 18 de diciembre de 2012

La medida de mi diosa

He encontrado al fin la medida de mi diosa. A precio de supermercado en calidad de asador: 2x1.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Match point

Levantarse con el sabor aún en los labios de la victoria trasnochada. De haber ganado juego, set y partido.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Ausencias

Aunque ya no estés, ni estén tus cosas entre estas paredes, tus recuerdos -nuestros recuerdos- siguen pegados a ellas. La ilusión de los primeros meses, la alegría, los sueños de futuros que nunca nacerán, las lágrimas de los últimos meses, la soledad, el frío, las puertas que se cierran...
Sé que aunque ya no estés, aunque yo también me vaya, en esta casa permanecerán nuestros recuerdos, haciendo eco en el precario espacio, reverberando para futuros inquilinos...
Sólo espero que nuestra suerte no se les adhiera a la piel y el camino se les llene de espinas como le pasa a mi cuerpo desde hace seis meses... sólo espero que ellos, los futuros, puedan ser felices.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Mi propio equipaje

Hay quienes eligen sus maletas. Quienes meten rayos de sol dentro, sonrisas y abrazos. Hay a quienes se les inundan de lágrimas y se les desbordan y se ven arrastrados por su equipaje. Hay quienes se sienten lastrados por ellas y se dejan arrastrar por la vida.
Yo siento que me impusieron las mías. Baúles pesados llenos de complejos por años de golpes. Fracturas en las muñecas intentando sobrellevar una carga demasiado pesada. Traiciones. Engaños. Mentiras.
Y el intento de seguir sonriendo, a pesar de la lluvia, a pesar del frío, a pesar del peso que se hunde en el barro, a pesar de que el mundo no cambia, y me siguen empujando, y me pisan los pies, y se sientan en mis maletas y las atan a mis pies...
Hay días que me puede el peso y me siento a un lado. Otros, procuro hacerme una casa con ellos para protegerme del frío y el agua. Y otros, los menos, pero los más valiosos, tiro las maletas y camino sola, con las manos abiertas, con el único peso de mis pasos. Porque nadie merece que cargue con sus muertos.